Amantería y otras fragilidades

Se acerco con su boca de azúcar y le dijo: Cierra los ojos y Escucha-me

Regaláte un orgasmo,
una orgía con los duendes del campo
en la comarca azul de la locura.


Sé feliz con lo poco que te queda,
con tus cabellos prietos
sesgados por la luna,
con tu corona de laurel en vilo,
tus pies desnudos de arenas y vientos.


Dedícate algún blues desgarrado, 
que te toque y te bese,
que te lleve a las márgenes del rito.


Sé tú misma,
ya no es hora de aguardar por nadie
que venga a rescatarte,
no existe más la fábula sangrienta
ni la ceniza gris de tu pecado.


Sólo nácar y canela en tu rostro,
piel y tendones
a punto de romper en flamas.


Evita las esquinas dolorosas
y los pañuelos rotos,
que no te haga llorar la luna llena.


Rompe filas y aplaude con un grito,
proclámate de nadie y sin fronteras.
Regálate un orgásmo.


mientras le susuraba esto en los oidos, pudo leer en(tre) su carne una sinfonía de melodías malváceas.



(el poema es de Mariana Llano, se intitula Nácar y Canela)

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