Oaxaca-Potchutla

Escribo poco en este viaje. Pero hoy si, quiero hablar del colectivo que lleva pasajeros entre la pequeña ciudad costera oaxaqueña de Potchutla con Mazunte. Amo el aire, los idiomas extraños que llenan las bocas al salir de las grandes carreteras de esta país. El colectivo no tiene paradas previas, es decir que se puede aguarrar en cualquier momento de su ventilado recorrido. Suben vendedores ambulantes, sobre todo mujeres, que van a vender sus panes de manteca o sus ordenes de tacos a los turistas. Cabemos todos, cuando no quedan sitio, uno se puede aguarrar al colectivo por la parte atras que queda fuera y que da un aire aventurero a quien se atreve, hombres en general.
Amo las sonrisas y el aire de sorpresa de la gente cuando se dan cuenta de que no soy "gringa", cuando me escuchan hablar con este accento raro que ya no se puede definir...
Creo que ahora puedo decir que hablo perfectamente español. Son pocas las palabras que no entiendo, muchas veces provienen del mixteco-zapoteco.

La costa oaxaqueña es dulce. Es decir que goza de una preciosa tranquilidad, la pueblan pájaros y animales marinos, pelicanes y tortugas, delfines y ballenas (no las vi...). La gente habla de manera suave, se dezplaza de manera suave. Puedo decir sin exotisar a nadie que aqui, la gente es bella. Tienen unos rasgos preciosos y son muy amables.

Tambien estan unos hombres pesados, como en todas las culturas, que me molestan mucho más ahora que tengo el pelo largo que tres años atras, cuando tenía el cabello a flor de craneo. No me había dado cuenta de lo pesado que pueden llegar a ser con sus compañeras, incluso conmigo.
Al irme de la estación central de Oaxaca de Juaréz, resonaba una canción que decía "Hay que pegarle a la mujer para enseñarle el cariño", el mesero cantaba y yo le gritaba de todo, no me hizo caso... su mujer tampoco, nadie me hizo caso. Era el primer día de mi regla entonces andaba medio llorando y con muy mala leche como suele occurirme en mis desbordes hormonales en los cuales no aguanto a nadie, hasta ni me aguanto a mi misma. Me subi al minibus con dirección a Potchutla y un tío me ofrecio unos cacahuetes como si yo fuera un mono, parecio ofendido de que yo me negara a acceptar su "cortesía". Eso pasa tambien mucho, como soy blanca o más bien "guera", hacen lo máximo para demostrarme lo bueno que son. En fin, el chófer y él de los cacahuertes empezaron unos chistes machistas y me puse la música a tope para no escucharles, son 6 horas de viaje y era la única mujer en el caro en este momento. Pasamos un pueblo y el cabrón de chofer klaxonaba cada vez que el camión cruzaba el camino de una mujer, hasta saco la lengua a tres chavas en un pueblo que no le hicierón caso, todos los tíos del bus se reían.
O sea, estoy acostumbrada a este tipo de comportamiento pero la verdad es que creo que en Europa, el machismo de primer grado tipo "hay que pegarle a la mujer para enseñarle el cariño" por lo menos se esconde en el espacio público. Lo que no significa que seamos más avanzado, para nada, pero creo que se admitio, por lo menos, que el feminicidio no es la pura onda!

Me baje con ganas de vomitarles en la cara, una pena que no me comi esos cacahuetes, igual lo hubiera conseguido!

Comentarios

  1. Fais attention à toi ma chérie, j'ai la chance de cotoyer des hommes qui seraient choqués comme moi par ce que tu écris ! les connards de cette espèce ici je les fuis !! JE T EMBRASSE

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